domingo, 18 de enero de 2009

El tiempo de las cosas

Por qué será que las cosas tienen un tiempo?
Y si hiciéramos el intento de esperar a que simplemente suceda?
A veces, torcer el tiempo de las cosas, es torcerlo todo.
Macerar es la clave. Hacer la plancha. Fluir. O una pausa antes de volver a pestañar.
Tengo capas y capas de ganas de enamorarme y ser correspondida. Pero el amor anda en baja. O somos demasiadas personas en el mundo? O está de moda incendiar etapas, o los humanos vemos cosas donde no las hay. O las inventamos con tal de llegar más rápido, o no las vemos donde si las hay. O las inventamos con tal de llegar más rápido a un lugar que encima no conocemos.
Lo único que yo quiero es encontrar el amor. El verdadero, no el que ando buscando. El auténtico.
M (que no es MT) pasó a buscarme a las 10 de la noche.
Dimos algunas vueltas. Nos perdimos antes de llegar al restaurante que él había elegido. Comimos poco. Caminamos al auto. M me dio la mano. Y mientras abría la puerta como un caballero de otra época, tarareaba uno de esos boleros cursis, pero que contagian.
Me sentía cómoda, con alguna excusa M me invitó a su casa y dije que si.
Piso 11, iba delante y sentía como los ojos de M se iban apoyando en cada parte de mi cuerpo. Hasta se me puso la piel de gallina. El sirvió dos copas de vino. Yo había dejado en claro durante el almuerzo que prefería el tinto, pero no me quedó otra que pasarme al blanco, que se estaría enfriando en la heladera desde el momento que acepté la invitación.
Nos sentamos en un amplio sillón blanco. M vive solo y se nota. Casi no tiene muebles y las paredes están demasiado blancas y desnudas.
De repente me sentí dentro de una página en blanco, no quería cometer viejos errores, ni perder el tiempo, ni sentir que la vida pasa unos metros adelante. Había quemado etapas con toda clase de fuegos, estoy logrado educar a una hija al ritmo que postergo algunos sueños. Por apurada. Sé que muchas cosas me pasan por apurada. Pero tampoco quiero sentir que a la vida la voy dejado unos metros atrás.
M habló tan fuerte que las palabras rebotaron contra la pared.
- Sos hermosa!!
Y detrás de esa declaración, vino el primer beso. Que fue largo. A M le crecían los brazos para rodearme. Algo dentro me decía que no me estaba pasando nada, NADA. Ni la mejor flor, ni toda la galantería del mundo, ni siquiera la promesa del alma gemela, todo desaparece cuando no hay nada después del beso. Si detrás del arco iris se promete un tesoro, detrás del primer beso debería haber, al menos, otro beso. Y eso no me pasó. Y tenía tantas ganas de enamorarme!!.
Las cosas tienen un tiempo. Quizás M llegó antes, quizás después, quién sabe.
Y hay que aceptarlo, como se acepta la fecha de vencimiento de un frasco de mayonesa.
Lo abracé, le di un beso, puse punto y aparte, y me fui.
Y después, con media sonrisa, caminé hasta mi casa.

1 comentario:

  1. Si que sos hermosa, por lo que escribis, y la forma en que podes trasnmitirlo, ojalá aparezca el amor, el AMOR con mayúsculas que uno tanto espera. es lindo leerte

    ResponderEliminar